Los efectos de sonido (SFX, sound effects) son el tercer elemento del lenguaje sonoro. Por lo general, cualquier elemento de sonido diferente de la música o la voz se considera como un efecto de sonido. Balsebre propone una definición para este concepto:
“Conjunto de formas sonoras representadas por sonidos inarticulados o de estructura musical, de fuentes sonoras naturales y/o artificiales, que restituyen objetiva y subjetivamente la realidad construyendo una imagen.”[16]
Su uso adecuado mejorará el mensaje, de lo contrario puede hacer que parezca trillado, torpe, y fuera de contexto.
Hay dos buenas razones para utilizar efectos de sonido: 1) para ahorrar tiempo y palabras, y para dar ambientación. Un efecto de sonido, que dura unos cuantos segundos puede crear la imagen deseada. 2) Para inyectar dramatismo, reforzar su mensaje y captar la atención de su auditorio.
Por lo tanto, en los programas dramáticos es un elemento indispensable. Tiene como finalidad ambientar situaciones, complementarlas e ilustrarlas. Ayudan al público a desarrollar su imaginación y visualizar las imágenes sonoras. Su fuerza surge de la asociación visual que el ser humano hace cuando escucha un sonido. Los efectos sonoros pueden establecer el lugar, el escenario, el tiempo y el ambiente psicológico.
Los efectos sonoros se incorporan a la producción auditiva para otorgarle más realismo y dinamismo. No se trata de utilizar todos los sonidos que hay en una escena, sino los necesarios para ambientar y que el receptor se dé cuenta de lo que está pasando y de dónde están situándolo. Tampoco es necesario reproducir fielmente todos los ruidos de un escenario y al volumen en que se presentan, basta seleccionar algunos sonidos y establecerlos a un tercer o cuarto plano.
Los efectos o ruidos, son emisiones sonoras producidas por los cuerpos o artefactos: el beso en la mejilla, los pasos en la escalera, el apretón de manos, la bofetada, el disparo de un arma, el batazo, el auto que arranca.
A semejanza de la música, los ambientes y ruidos describen espacios (la playa, el bosque, la selva, la montaña, el cabaret, el aula) y momentos del día (el canto del gallo, los insomnes grillos): refuerzan atmósferas emocionales (puertas rechinantes, campanadas, un ventarrón) y establecen nexos entre una escena y otra, el galope de un caballo, el tren que se aleja).
Carl Hausman[17] recomienda: “no utilice efectos de sonido sólo porque los tiene a su alcance, su uso excesivo es uno de los errores más frecuentes de los novatos... además que resultarán inapropiados y desvirtuarán el mensaje”.
[16] Balsebre, A. (1994:125) El lenguaje radiofónico. Cátedra, Madrid.
[17] Asuman, Carl, y otros (2001:211), Cómo obtener un efecto, en Producción en la Radio Moderna. Thomson, México.