El cine nació como imagen en movimiento, sin sonido, pero no por ello fue mudo. El sonido se escuchaba en las salas de proyección gracias a músicos presénciales que interpretaban las canciones de acompañamiento.
Durante su desarrollo los personajes gesticulaban y emitían sonidos articulados, aunque no se oyeran. Cuando los diálogos eran muy importantes se recurría a los cartones escritos. El lenguaje escrito, a pesar de la inteligibilidad de la imagen, en ocasiones era necesario para precisar ideas o conceptos. En este sentido, se puede afirmar que el cine mudo no consistió en un cine carente de sonido, más bien, se trató de un cine silente. Treinta años más tarde se integraría la banda sonora con sonido sincrónico.
En la actualidad, el sonido es uno de los elementos más olvidado en el estudio del cine y otros medios audiovisuales y los intentos de análisis han apuntado a subordinarlo a la imagen. La banda de sonido funciona como analógica de la realidad, pero muchas veces lo hace de manera exagerada, por ejemplo, la hipérbole sonora es una constante en las películas de acción (Esto es claro cuando intentamos ver un filme sin sonido, o bien, en los momentos de fallas técnicas mientras observamos una proyección).
El sonido cinematográfico se presenta en forma de voz, música, ruidos o efectos y silencios, y suele atender a su localización en función de la imagen. La voz comparte junto con la imagen, la responsabilidad de desarrollar el relato de manera lógica, ayuda a economizarlo y a hacerlo más comprensible. Por su parte, la música por lo regular cumple la función de anuncio y reiteración cada vez que aparece un personaje o una situación. Los ruidos y efectos principalmente son utilizados como elementos onomatopéyicos de los objetos que aparecen en la imagen. Y al silencio se le ha otorgado un valor altamente emotivo.
En forma general, también se habla de planos sonoros de acuerdo a la sensación de profundidad de los personajes u objetos en relación con el lugar del espectador. Así, es común casi no escuchar el ruido de una parvada que en la imagen se ve a lo lejos, que oírlo como si estuviera en un plano más cercano al público de la sala.
Por otra parte, el plano sonoro establece relaciones con el campo visual y así tenemos: el sonido en campo (la fuente es visible: la radio, la calle, una persona); el sonido fuera de campo (la fuente no es visible: el ruido de la regadera mientras se está en otra parte de la casa); el sonido en off (que es un sonido ajeno al campo y fuera de campo; está alejado en el tiempo y el espacio, es la voz del narrador).
En suma, el sonido cinematográfico es una amalgama que adquiere diferentes funciones e intencionalidades fácilmente localizadas desde la perspectiva de la escucha. Según Pierre Schaeffer se pueden establecer tres tipos de escucha para cualquier sonido:
[19]Escucha causal.
Lo importante en ésta es identificar o reconocer el objeto, el fenómeno o el ser que produce el sonido, por lo tanto es un signo indicial, es decir, el sonido representa además de un significado al objeto que lo produce, asimismo aporta datos secundarios sobre éste en cuanto a localización, velocidad, comportamiento o desplazamiento.
Escucha semántica.
Es un sonido codificado, portador de un sentido socialmente reconocido. La relación entre el objeto que produce el sonido y el significado que transporta es simbólica.
Escucha reducida.
Los sonidos no sólo se identifican con su objeto o son portadores de significados, sino que también se pueden considerar como objetos de observación en sí mismo. Esta escucha especializada forma parte de una experiencia estética de los expertos.
Cuadro 19. Escuchas, intencionalidades y funciones del sonido
Castellanos Cerda, Vicente (2002)
Consideraciones sobre la semiótica cinematográfica. UNAM, México, (Inédito).
Para producir la escucha causal y la semántica en el espectador, es necesario referirnos a las funciones y a las intencionalidades del sonido en una película. Tanto la escucha causal como la semántica tienen por objeto sugerir atmósferas diferentes en la mente del público. La atmósfera causal ubica en tiempo y espacio una escena del filme, mientras tanto, la atmósfera semántica denota el mundo psicológico del espectador. El siguiente cuadro establece las relaciones entre escuchas, intencionalidades y funciones.
Con base en el cuadro anterior se puede presentar el siguiente diagrama que guía los diferentes tipos de escucha y nos ayuda a ubicar la creación de las distintas atmósferas.
Cuadro 20. Árbol de la escucha cinematográfica
Castellanos Cerda, Vicente (2002:17)
Consideraciones sobre la semiótica cinematográfica. UNAM, México, (Inédito).
Recordemos que al crear dichas atmósferas entramos en el terreno de la generación de emociones, el sonido ayuda a transportar al auditorio a ciertas experiencias previas en su memoria, agradables y desagradables, lo que hace sumamente delicado su empleo, al tiempo que responsabiliza al emisor de aquello que intenta provocar en los receptores de su mensaje. De ahí que quién produce y realiza algún mensaje que emplee los recursos auditivos primero debe conocer a fondo lo que provocan en el público.
Tame va más allá, en su obra “The Secret Power of the Music”, al decir incluso que para una nación tiene mayor importancia quién escribe e interpreta sus canciones y melodías que quién sea su presidente, pues la vibración de esa música afectará sensiblemente a los átomos, células y neuronas del auditorio para toda su vida.
[19] Schaeffer, Pierre. (1988) Tratado de los objetos musicales. Alianza, Madrid.