11 El sonido, instrumento de la creación

Este tema no estaría completo si no retomásemos lo que investigadores y autores como David Tame, Don Cambell y Hans Jenny nos recuerdan: el sonido y sus diversas manifestaciones –como la palabra hablada y la música– son instrumento de la creación.
Si observamos la longitud de onda de una grabación acústica, en algún programa computacional, quizá nos quede más claro entender que la emisión de sonido crea vibración. La antigua sabiduría Hindú y los místicos Judíos hablan de que el universo de creo de un sonido insonoro (la música de las esferas) que causó una gran explosión –el Big Bang. En 1989, la NASA lanzó el satélite C.O.B.E. que permitió ver a los científicos cómo estaba evolucionando el universo cuando tenía tan solo 300,000 años. En 1992, George Smoot, dijo que ver los patrones de la radiación justamente después de la Gran Explosión era “como ver a Dios”.

Como se muestra en las siguientes imágenes, el científico suizo Hans Jenny demostró como el sonido modifica cada uno de los cuerpos elásticos a los que hace vibrar. Para lograrlo hizo pasar ondas sonoras a través de diversos tipos de materia maleable en una serie de experimentos para visualizar las vibraciones sonoras.

Al enviar tonos de diferentes frecuencias a sustancias como arena, limadura de hierro y otros metales, las vibraciones crearon patrones que imitaron las estructuras naturales, de muy grandes como galaxias hasta muy pequeñas como células humanas.

En el microcosmos humano sucede lo mismo al hablar y al escuchar, nuestras células, moléculas y electrones también vibran de acuerdo a lo que decimos y oímos. Don Cambell, conocido por su obra “El efecto Mozart” comenta que ciertas melodías ayudan a nuestro desarrollo porque: Influyen en la respiración, el ritmo cardiaco y la presión arterial; Alteran el movimiento de coordinación del cuerpo; Influyen en la temperatura corporal; Aumentan los niveles de endorfinas; Regulan las hormonas del estrés; Estimulan la digestión.

Como diría Shakespeare en La tempestad: “Que una melodía solemne, el mejor reconfortante para la imaginación desarreglada, calme tu cerebro...” antes de poner a otros a vibrar en tu misma situación.